miércoles, 21 de julio de 2010

Perú, otro universo...






Tomé un vuelo de Montevideo a Lima, cuando llegué al aeropuerto Chávez, me topé con la sorpresa de que había huelga en los vuelos internos, opté por pasar una noche en Lima, y como el destino me jugó esa mala pasada aproveché para conocer un poco la capital peruana, mañana tomaría un bus hacia Cuzco y así desde allí tomar otro hacia Ollantaytambo.




Dentro de Machuppicchu

Lima es una ciudad muy bulliciosa, el trasporte público se hace a través de pequeñas camionetas a las cuales se les quita la puerta corrediza de un costado y ahí va colgado el ayudante que grita el destino, lo cual me pareció bastante curioso, y lo podrán ver en cualquier avenida limeña.
El hostel donde pasé la noche en Lima estaba en un barrio bien pintoresco y lindo para pasear llamado Miraflores, en la calle Casimiro Ulloa muy cerca de la costa. Ya en el bus a la salida de Lima pude ver algunas viviendas humildes que colgaban de pronunciadas pendientes y el entorno es mas bien estéril, muy erosionado y nada de árboles, a 6 horas de viaje llegué a Nasca eran casi las doce de la noche cuando llego el bus transbordo del anterior hacia Cuzco, así que no pude apreciar mucho de la famosa Nazca con sus líneas  mas que una banqueta de madera que oficiaba de parada a la tenue luz de una bombita, pero si alguien va con más tiempo hay hasta un paseo en avioneta para avistarlas.



Pizac


Es muy vibrante viajar por Perú, subimos alturas increíbles por carreteras muy estrechas, paramos en pequeños poblados desperdigados por  verdes valles y compuestos por casitas muy humildes, con techos de tejas a dos aguas, muchas tenían en sus cumbreras estatuillas de dos toritos con una cruz en el medio, éste símbolo se repetía en cada lugar al cual llegábamos, los toritos dan fuerza y riqueza y la cruz aleja los malos espíritus. Los lugareños basan su economía en la agricultura y ganadería, llevan una vida muy arraigada a sus costumbres que están ligadas íntimamente  con la naturaleza, son personas amables y trabajadoras,con miradas profundas y distantes. Pasamos por varios derrumbes en la carretera, en uno de ellos  nos quedamos varados un  rato hasta que una máquina despejó el camino.  


Ollantaytambo



Luego de casi 30 horas de viaje muy agotadoras, llegué a Cuzco, me alojé en un hospedaje en frente a la Catedral, que les recomiendo visítenla es una expresión espectacular de la arquitectura colonial del s. XVII muy bien conservada, enfrente está el templo del Sol, para mi fue muy impresionante ver paredes de plata y tocar las piedras pulidas encastradas unas con otras para formar inmensas paredes, verdaderamente salís de ahí admirando a los antiguos Incas por su gran destreza en la construcción y sentido de orientación. En Cuzco las calles, los edificios, las fuentes todo es de piedra y te hace retroceder en el tiempo, es una ciudad mágica, el ombligo del mundo para los Incas,  podés ver puestos de comida ambulantes, tomate un tiempito para probar los "Anticuchos" que venden a razón de un sol, muy barato, es carne de res condimentada muy pero muy ricos!! A las afueras subiendo una colina está Sacsahuaman, son ruinas de una antigua ciudadela, se puede ir caminando desde el centro de la ciudad utilizando los pequeños senderos que los lugareños usan, la cuesta es medianamente pronunciada, el lugar es muy interesante. La comida peruana está muy buena, el Cebiche es una delicia, desistí de probar Chicha , pero si probé Inka Kola, hasta bananas fritas hacen, me acuerdo y se me hace agua la boca.


Ventana al cielo, Machupicchu


Dormí una noche en Cuzco y a la mañana siguiente, mientras desayunaba me puse a leer un viejo recorte de diario pegado en la pared del hospedaje, bajo el título de "El país que humilló a Hitler" contaba que en las olimpíadas de Berlín 36 le tocó a Perú jugar contra Austria, el país natal de Adolfo, donde la selección peruana le ganó 3 a 2 a la austriaca, el árbitro del partido le anuló además 4 goles a Perú, y no contentos con eso más tarde anularon el partido también, fue así que los peruanos se retiraron del torneo, la verdad un ejemplo de dignidad, con esa historia aleteando en mi cabeza me tomé una camioneta  hacia Ollantaytambo que es el poblado desde donde sale el tren hacia Machupicchu. De camino a Ollantaytambo hicimos una parada en las ruinas de la ciudadela Pizac (otra maravilla Inca) a la cual accedimos subiendo una cuesta escalonada. Allí hay un observatorio astronómico y es la puerta de entrada al Imperio Inca.



Wainapicchu atrás



Muy cerca en el valle hay un pequeño pueblo, flanqueado por terrazas cultivadas,
con un mercado de artesanías espectacular, tejidos de lana de vicuña tan hermosos
como caros, también venden granos, animales de granja, de todo un poco;
las personas visten ropas de llamativos colores, algunas mujeres trabajan en telares,
mientras que otras ofrecen sus mercancías a viva voz, algunos pasan con costales al hombro de allí para acá con los mas diversos contenidos; los botijas juegan con las vicuñas a las cuales les ponen adornos de colores en las orejas, son mascotas gigantes para ellos y las manejan igual
a un perrito, otra experiencia hacia el pasado imperdible,está muy bueno porque parece el set de alguna película, todo es tan diferente,los turistas desentonamos bastante con tan subyugante entorno, lo más interesante de este mercadomas allá de sus increíbles habitantes es que aún se usa el trueque.

Llegamos a Ollantaytambo la cual fue también una ciudadela Inca,  las laderas de las montañas circundantes servían como depósitos para los alimentos lejos de la vista de los conquistadores, incluso se puede ver la figura de un dios desde lo lejos, cargando un saco, grabado en la montaña. Allí tomé el tren hacia Aguas Calientes, otra curiosidad peruana, tienen vagones para turistas y otros para peruanos, cuando llegué me quedé impactado por la belleza del lugar, la ciudad de Aguas Calientes es peatonal está siempre en pendiente imposible jugar un partidito de fútbol, hay piscinas de aguas termales de uso público, la vegetación es selvática, hay puentes colgantes por doquier de interesantes diseños y se escucha desde muchas partes el ruido del agua que baja por la montaña; a la noche la temperatura no baja mucho, hice un paseo por los alrededores, las callejuelas están llenas de personas, hay barcitos por todos lados bien pintorescos y la música se escucha a cada paso.
                    
A la mañana siguiente partí hacia Machupicchu, se sube por un camino serpenteante, la vegetación circundante es densa, y muy florida, cuando entré me sorprendió tanto que supero todas mis expectativas, que para ese momento ya eran muchas, como lo hicieron? como lo lograron? , eran preguntas recurrentes en mi mente, demostraron estar avanzados en muchos aspectos, la construcciones que parecen estar a punto de desbarrancarse por el precipicio son antisísmicas, conocían la trayectoria del sol muy bien ya que muchas de las construcciones siguen un patrón determinado por ésta, y dominaban el agua, hay canales que la llevan por toda el área; hay un desagüe que si le pasas el dedo el agua cae más lentamente, tambíen hay una representación de las montañas circundantes muy exacta tallada en la piedra, y un reloj solar, santuarios con altares, las viviendas estaban divididas en sectores dentro de la ciudad, según la función que desempeñaban dentro de la desaparecida sociedad , los muros presentan pequeñas cavidades que causan un efecto sonoro muy particular, podés hablar bajito pero la voz se transmite con toda claridad de un punto al otro de la habitación, las construcciones demuestran tener un alto grado de tecnificación, y hay que tener en cuenta que fueron construídas en un lugar prácticamente inaccesible, son verdaderamente maravillosas.


A la montaña de Wainapicchu, que está contigua a la ciudadela, solo podes subir si firmás que lo que te pase es tu responsabilidad, pero mucha gente lo hace, entre ellas yo, se sube por un sendero que alguna vez estuvo escalonado pero que hoy solo queda parte de la escalinata, y te sostenes de cuerdas dispuestas a lo largo del camino, en la cima está el templo del sol, se accede mediante una caverna que te dirige al cielo del mundo, allí la belleza sobrepasa los sentidos, se puede ver debajo como pasa el río Urubamba, a Machupicchu con su planta en forma de cóndor, y todo el vecindario de montañas cubiertas por la exuberante selva, ahí me quede un rato largo disfrutando de todo aquello.



Luego bajando por el sendero como a mitad de camino se abre otro que conduce al templo de la Luna en la cara opuesta a Machupicchu detrás del Wainapicchu y a orillas del Urubamba, que es una edificación de dos pisos con asientos tallados en la piedra, muy impresionante, una consejo si vas por estos lados llevá repelente los mosquitos están a la orden del día. Para mi este viaje fue sumamente enriquecedor, aprendí tantas cosas, y me sorprendí de muchas mas, cambio completamente mi visión de América del sur, fue una suerte después de todo que hubiera huelga de vuelos en Lima porque no hubiese conocido tanto de Perú como lo hice yendo por tierra, estoy seguro que algún día volveré porque quiero conocer más de ese lindo país hermano.









FIN


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